Seguramente una de los términos financieros más escuchados en los últimos años sea el concepto guerra de divisas. El hecho en sí consiste en que varios países luchan entre sí para mantener su divisa artificialmente baja. Su fin no es otro que ser más competitivos para que sus exportaciones crezcan teniendo efectos positivos para su economía. La primera guerra de divisas de la que se tiene constancia sucedió en la gran depresión americana de 1929. Estados Unidos, ya lejos del patrón oro, intentó devaluar su divisa para estimular el empleo pero se topó con Francia y Reino Unido que adoptarón medidas similares, anulando el efecto devaluación del billete verde. Pero en este post no trata sobre la batalla por ser más competitivo, sino en una explicación lo más sencilla posible de lo que sucede ante la perdida de valor de una moneda en término de otras, y su impacto en la economía de un país, lo que se denomina: crisis de divisas.
Diferentes países o regiones (Eurozona) usan diferentes monedas. Estas divisas generalmente cotizan unas contras otras, lo que significa que su precio relativo es fijado por los traders en el propio mercado de divisas, aunque a veces ya están fijados ( con la intervención de los bancos centrales para establecer el tipo de cambio donde quieren en función de sus objetivos). Las variaciones en el mercado de divisas son normales y se producen por diversos factores, como los tipos de interés en los diferentes países: un tipo de interés más elevado propiciará una mayor demanda de esa moneda suponiendo un mayor precio. En mayor medida, el valor de una moneda debería estar vinculado al mayor atractivo de oportunidades económicas a largo plazo en la moneda en cuestión.
No hay una definición cuantitativa exacta de crisis de divisa, pero generalmente supone una repentina y rápida caída en el valor de una o varias divisas. Es más probable que suceda en economías emergentes que han pedido prestado mucho dinero en moneda extranjera. Si fuera un inversor, no me gustaría tener bonos denominados, por ejemplo, en Rublos rusos, porque no sé el valor que puede tener en el futuro, podría estar dispuesto a comprar bonos denominados en dólares o euros.
Como cualquier crisis de confianza, una cosa negativa de las crisis de divisas es el miedo a una profecía autocumplida. Por ejemplo, un país A con elevado nivel de endeudamiento en moneda extranjera, ya sea pública o privada, en algún momento, por miedo a una recesión, la gente comienza a percibir que la deuda es muy dificil de pagar. Debido a lo anterior, comienzan a vender bonos y acciones denominadas en la moneda del país A convirtiéndolas en activos denominados en monedas más estables o refugio, las denominadas hard currency (dólares, euros, yen, libra...). La secuencia lógica de lo anterior conduce a una situación todavía más dificil para el país afectado, en términos de hacer frente a su deuda, ya que el valor de sus activos en su propia moneda es menor. Esta dinámica se puede amplificar por la acción de los especuladores de divisas, quienes venderán en corto si creen que es el momento propicio de una crisis de divisas y por tanto desencadenará la verdadera crisis, ganando una importante suma con su apuesta.
Las crisis cambiarias pueden causar un daño en el largo plazo a los países que las sufren. La Pérdida de inversión extranjera daña sobremanera la economía real, a menudo desencadenando una recesión. La devaluación de la moneda local hace las importaciones más caras, reduciendo el nivel de vida de los ciudadanos de un país. Las medidas serían impulsar el valor de la moneda, incrementando los tipos de interés para atraer inversores y reducir el déficit. Lo anterior, restaurará la confianza en la capacidad para hacer frente al servicio de la deuda.
Los gobiernos locales a menudo tratan de combatir las crisis de divisas interviniendo directamente en el mercado para apoyar el valor de la moneda ( comprando su propia moneda y vendiendo divisa). Los países construyen las reservas de divisas precisamente para esto, como un mecanismo de estabilización de su moneda y por ende de su economía. Sin embargo, esto rara vez ha tenido éxito, debido a que pocos países tienen suficiente nivel de reservas para contrarrestar una atmósfera de pesimismo global sobre una economía. Estabilizar una moneda en medio de una crisis requiere intervención de las grandes potencias económicas con una gran chequera o el mísmísimo FMI, actores con la credibilidad suficiente para detener el problema de pérdida repentina y acusada en el valor de la moneda, incluso sin gastarse miles de millones en el intento.
En la situación actual, la libra será una de las protagonistas. Si continúa depreciándose de esta forma tan pronunciada y ante el riesgo inminente del Brexit, mas de un 10% contra el EUR desde comienzos de año, el propio banco de Inglaterra se lanzará al propio mercado a comprar libra y vender divisa.
En definitiva, hemos intentado explicar de una manera muy sencilla el proceso de una crisis de divisa, un evento en constante mutación en una economía tan global e interconectada como la actual. Es sin duda algo para tener muy presente a la hora de posicionarnos en uno u otro activo. La posición en divisas puede ser crucial.
Javier Flórez
@FlorezJav
Diferentes países o regiones (Eurozona) usan diferentes monedas. Estas divisas generalmente cotizan unas contras otras, lo que significa que su precio relativo es fijado por los traders en el propio mercado de divisas, aunque a veces ya están fijados ( con la intervención de los bancos centrales para establecer el tipo de cambio donde quieren en función de sus objetivos). Las variaciones en el mercado de divisas son normales y se producen por diversos factores, como los tipos de interés en los diferentes países: un tipo de interés más elevado propiciará una mayor demanda de esa moneda suponiendo un mayor precio. En mayor medida, el valor de una moneda debería estar vinculado al mayor atractivo de oportunidades económicas a largo plazo en la moneda en cuestión.
No hay una definición cuantitativa exacta de crisis de divisa, pero generalmente supone una repentina y rápida caída en el valor de una o varias divisas. Es más probable que suceda en economías emergentes que han pedido prestado mucho dinero en moneda extranjera. Si fuera un inversor, no me gustaría tener bonos denominados, por ejemplo, en Rublos rusos, porque no sé el valor que puede tener en el futuro, podría estar dispuesto a comprar bonos denominados en dólares o euros.
Como cualquier crisis de confianza, una cosa negativa de las crisis de divisas es el miedo a una profecía autocumplida. Por ejemplo, un país A con elevado nivel de endeudamiento en moneda extranjera, ya sea pública o privada, en algún momento, por miedo a una recesión, la gente comienza a percibir que la deuda es muy dificil de pagar. Debido a lo anterior, comienzan a vender bonos y acciones denominadas en la moneda del país A convirtiéndolas en activos denominados en monedas más estables o refugio, las denominadas hard currency (dólares, euros, yen, libra...). La secuencia lógica de lo anterior conduce a una situación todavía más dificil para el país afectado, en términos de hacer frente a su deuda, ya que el valor de sus activos en su propia moneda es menor. Esta dinámica se puede amplificar por la acción de los especuladores de divisas, quienes venderán en corto si creen que es el momento propicio de una crisis de divisas y por tanto desencadenará la verdadera crisis, ganando una importante suma con su apuesta.
Las crisis cambiarias pueden causar un daño en el largo plazo a los países que las sufren. La Pérdida de inversión extranjera daña sobremanera la economía real, a menudo desencadenando una recesión. La devaluación de la moneda local hace las importaciones más caras, reduciendo el nivel de vida de los ciudadanos de un país. Las medidas serían impulsar el valor de la moneda, incrementando los tipos de interés para atraer inversores y reducir el déficit. Lo anterior, restaurará la confianza en la capacidad para hacer frente al servicio de la deuda.
Los gobiernos locales a menudo tratan de combatir las crisis de divisas interviniendo directamente en el mercado para apoyar el valor de la moneda ( comprando su propia moneda y vendiendo divisa). Los países construyen las reservas de divisas precisamente para esto, como un mecanismo de estabilización de su moneda y por ende de su economía. Sin embargo, esto rara vez ha tenido éxito, debido a que pocos países tienen suficiente nivel de reservas para contrarrestar una atmósfera de pesimismo global sobre una economía. Estabilizar una moneda en medio de una crisis requiere intervención de las grandes potencias económicas con una gran chequera o el mísmísimo FMI, actores con la credibilidad suficiente para detener el problema de pérdida repentina y acusada en el valor de la moneda, incluso sin gastarse miles de millones en el intento.
En la situación actual, la libra será una de las protagonistas. Si continúa depreciándose de esta forma tan pronunciada y ante el riesgo inminente del Brexit, mas de un 10% contra el EUR desde comienzos de año, el propio banco de Inglaterra se lanzará al propio mercado a comprar libra y vender divisa.
En definitiva, hemos intentado explicar de una manera muy sencilla el proceso de una crisis de divisa, un evento en constante mutación en una economía tan global e interconectada como la actual. Es sin duda algo para tener muy presente a la hora de posicionarnos en uno u otro activo. La posición en divisas puede ser crucial.
Javier Flórez
@FlorezJav