Durante las últimas semanas algunos compañeros me
han hablado de incluir fondos de renta fija high yield en nuestras carteras y he comenzado
a hacer un poco de research sobre si sería conveniente o no. A primera vista no
suelo tener demasiada renta fija y más en el entorno actual en el que me parece
un activo bastante peligroso, ya lo explicabámos en este blog
el pasado mes de agosto.
Este
tipo de activos ya plantea riesgos diferentes a los gestionados hasta ahora.
Estamos viendo que la elección de Trump en Estados Unidos se asemeja a una
contrarreforma sobre el desarrollo producido por la economía global durante los
últimos cuarenta años. Todo esto supone una potencial subida de tipos de
interés y ciertas restricciones en los mercados de capitales que si bien no
supone una amenaza directa en el corto plazo, sí que debemos tenerlo en cuenta
en el medio y largo. Del mismo modo, al otro lado del atlántico, cada vez se
hace más evidente el descontento de la población con el resurgimiento de
movimientos populista con el mismo fondo que el señor Trump, es decir, rechazo
total a la globalización.
Lo que podemos decir es que tal vez los últimos 30 años de bajada de rentabilidad de los bonos y de estabilidad de la inflación tal vez puedan verse afectados. Por lo que debemos adaptarnos a la nueva situación.