La reflación (o como diría Shakespeare: reflation) consiste en una estimulación artificial de la demanda, sea a través de rebajas fiscales, incremento del gasto o política monetaria expansiva, que tiene como objetivo evitar la defación.
La victoria de Trump la pasada semana en las elecciones estadounidenses ha provocado una rotación en los mercados financieros, tanto de activos como sectorial que se ha venido a llamar "the Trump´s reflation trade". Consiste en un cambio de asset allocation a nivel global, en búsqueda de activos que protejan la cartera de un incremento en los tipos de interés.
Y en realidad, es un trade del que ya se venía hablando antes de la cita electoral, si bien se conocía como the inflation´s trade: un repunte de los precios de la energía, acompañando a un efecto base positivo y a unos indicadores adelantados (por ejemplo, los subíndices de precios del ISM o las expectativas de precios del dato de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan) que mostraban mayor inflación, habían pesado positivamente sobre las expectativas de inflación en Estados Unidos. Esto estaba haciendo repuntar las TIRes de los bonos estadounidenses, y contagiando las de otras regiones económicas, como la Eurozona. A todo lo anterior se añadía el repunte de expectativas de inflación en R. Unido justificado por la depreciación del GBP, el cambio de discurso del Banco de Japón (nuevo objetivo, steepening de la curva) y rumores respecto a un tapering antes de lo previsto desde la Eurozona.
El mercado espera que una victoria de Trump acelere este proceso. Y dada la velocidad del movimiento de esta rotación, algo que al menos yo no había visto desde la gran rotación de 2009, el mercado tenía muy claro cuál era el trade. Por ejemplo, en renta variable, la rotación sectorial ha perjudicado a utilities, staples y tecnología (bond proxies) y favorecido a financieras e industriales (late cycle sectors).
Respecto a otros activos, el gran perjudicado ha sido el bono. Así, el Trump´s reflation trade se ha notado en la mejor semana desde 2011 del relativo renta variable vs bonos (es decir, el comportamiento de la renta variable frente al comportamiento del precio de los bonos US).
Lo anterior se justificaba por un lado en un incremento de la renta variable. En este sentido, no voy a presumir de que soy de esos que sabían que iban a ganar Trump, más que nada porque si hubiera tenido que apostar lo hubiera hecho por Clinton, tal y como estaban evolucionando las encuestas. Pero sí tenía claro que no era otro brexit.
Un Trumpazo no sería un cisne negro. Un cisne negro sería que ganase Johnson.— Tomás GarcíaPurriños (@TomasGarcia_P) 6 de noviembre de 2016
Dejando de lado el Nikkei (que por otro lado no tardó en devolver todo lo perdido), los índices de países desarrollados tras una primera reacción bajista, comenzaron a subir.
Eso sí, de forma muy desordenada, como hemos visto.
Y también se justificaba en un descenso del precio del bono, producido por el notable repunte de la rentabilidad del benchmark estadounidense:
De hecho, esta caída del bono se adelantó al movimiento de la renta variable, como algunos hacían notar desde el principio:
Cuidado que mientras miramos a impacto en bolsas, el verdadero impacto serio está en los bonos (fuerte desplome precio/subida rtb) pic.twitter.com/WTiB14H3ak— Miguel Pareja (@pareja_miguel) 9 de noviembre de 2016
Lo anterior se producía especialmente en los plazos más largos, lo que ha provocado una aceleración del movimiento de steepening de la curva de tipos de interés (de la que tanto hemos hablado en La Vuelta al Gráfico, como por ejemplo aquí de su relación con la renta variable, aquí de su relación con el value y el growth y aquí de un trade típico en momentos de steepening de curva) como muestra estre gráfico del spread entre la rentabilidad del bono a 10 años y del bono a 2 años US:
En divisas, todo lo anterior se ha traducido en una apreciación del USD (a pesar del breve movimiento inicial depreciatorio):
Y en una depreciación notable de divisas más correlacionadas con los incrementos de los tipos de interés globales YEN y el oro (dejamos de lado el MXN y otras monedas de países emergentes, que también se han visto perjudicadas por esta mayor expectativa de tipos de interés en EEUU más altos):
En fin, en esto ha consistido el Trump´s trade basado en la reflación. Veremos cómo evoluciona ahora en el futuro. Sea como sea, que en el mundo ha habido un cambio (como en cada elección estadounidense) ya se huele en el aire y se siente en el agua... y sobre todo, en los mercados.
Tomás García-Purriños, CAIA
@tomasgarcia_P