Semana muy convulsa en los mercados financieros la última
semana, el Brexit se ha adueñado de cualquier tipo de fundamental sobre los
activos financieros y sitúa a los inversores en una de las grandes encrucijadas
como inversores, el famoso timing para vender y/ o comprar. Veamos la
secuencia:
La reacción de los inversores a la decisión del Reino Unido de abandonar la UE ha sido inmediata. Lo primero ha sido vender activos de riesgo, lo que ha provocado el desplome de las bolsas europeas y la ampliación de diferenciales en los mercados de bonos corporativos. Lo siguiente, buscar refugio en lo que históricamente se consideran activos refugio, como el oro, el dólar, la deuda pública americana o los bunds alemanes, cuya rentabilidad cotiza actualmente en mínimos históricos (la TIR del bono alemán a 10 años ya está en el -0,06% y la del 15 años también ha entrado en terreno negativo). La reacción de los mercados al resultado del referéndum británico fue demencial. Los principales índices bursátiles de la zona euro perdían, en un solo día, cerca del 10% . Algunos grandes valores duplicaban dicha pérdida. ¿En qué cabeza cabe que muchas grandes compañías pierdan una quinta parte de su valor en su solo día, por un sí o por un no en un referéndum en un país en el que obtienen una parte marginal de sus beneficios? Es absurdo. Pero los mercados son así, porque en ellos no intervienen solo aquellos inversores que se toman la molestia de intentar analizar cuáles puedan ser los beneficios futuros de las empresas en las que invierten. Éstos no cambian un 20%, para el resto de su vida, de un día para otro. Hay quien compra o vende bolsa guiado por sensaciones, sentimientos, euforias, pánicos, intuiciones, o cualquier otro concepto poco racional y no cuantificable. La causa de este comportamiento loco de los mercados recibe el nombre de percepción de riesgo, y su consecuencia se llama volatilidad.
La reacción de los inversores a la decisión del Reino Unido de abandonar la UE ha sido inmediata. Lo primero ha sido vender activos de riesgo, lo que ha provocado el desplome de las bolsas europeas y la ampliación de diferenciales en los mercados de bonos corporativos. Lo siguiente, buscar refugio en lo que históricamente se consideran activos refugio, como el oro, el dólar, la deuda pública americana o los bunds alemanes, cuya rentabilidad cotiza actualmente en mínimos históricos (la TIR del bono alemán a 10 años ya está en el -0,06% y la del 15 años también ha entrado en terreno negativo). La reacción de los mercados al resultado del referéndum británico fue demencial. Los principales índices bursátiles de la zona euro perdían, en un solo día, cerca del 10% . Algunos grandes valores duplicaban dicha pérdida. ¿En qué cabeza cabe que muchas grandes compañías pierdan una quinta parte de su valor en su solo día, por un sí o por un no en un referéndum en un país en el que obtienen una parte marginal de sus beneficios? Es absurdo. Pero los mercados son así, porque en ellos no intervienen solo aquellos inversores que se toman la molestia de intentar analizar cuáles puedan ser los beneficios futuros de las empresas en las que invierten. Éstos no cambian un 20%, para el resto de su vida, de un día para otro. Hay quien compra o vende bolsa guiado por sensaciones, sentimientos, euforias, pánicos, intuiciones, o cualquier otro concepto poco racional y no cuantificable. La causa de este comportamiento loco de los mercados recibe el nombre de percepción de riesgo, y su consecuencia se llama volatilidad.
Sin embargo, ahora la pregunta más importante que
se hacen los inversores es qué esperar de cara al futuro. Vamos por partes
tratando de establecer nuestro mapa mental de acuerdo a posicionar nuestra
cartera. Con este post he pretendido estructurar de algún modo la situación
actual en la que estamos inmersos de acuerdo a mis criterios personales, para
nada se trata de una recomendación de inversión, un ejemplo sencillo que puedan
aportar ideas.
La libra será un instrumento clave a observar en el
corto plazo, ya que los movimientos de la divisa determinarán probablemente el
alcance de la respuesta del mercado. El sentimiento inicial es negativo con una
considerable caída de los mercados, pero la pregunta es, ¿cuánto? Hay una gran
debilidad hasta el momento, así que algunos de los sentimientos negativos
estarán ya descontados. Es probable que haya un acto reflejo como respuesta,
seguido por un rally del mercado ya que la gente comenzará a pensar más
detenidamente sobre las implicaciones más amplias del debilitamiento de la
libra. Ya que el valor de la divisa británica depende en gran medida de
acontecimientos políticos es muy difícil de prever el rango en el que se puede
mover. Pensárselo dos veces la exposición a nuestro querido pound.
Evidentemente el 2016 es el año de la volatilidad, se
abre una etapa con muchas incógnitas. La decisión de los ciudadanos británicos
abre un periodo de incertidumbre en el Reino Unido y Europa que, a corto plazo,
provocará volatilidad en los mercados. El resultado de las urnas es un gran
shock para los inversores. La reacción ha sido vender los activos de riesgo. La
incertidumbre seguirá siendo alta durante algún tiempo y el daño total que la
decisión causará a la economía no será visible durante muchos años. En el
trasfondo subyace el efecto que pueda tener para la economía y los mercados el
surgimiento de los partidos populistas. El aumento del riesgo político es un
tema clave que nos lleva a concluir que las carteras deben dar prioridad a la
preservación del capital y tener especial cautela en la eurozona, el precedente
se antoja bastante peligroso.
Es posible que la libra y la renta variable
británica no hayan alcanzado su valor razonable a medio plazo, pero es probable
que la actual falta de visibilidad política y económica lleve a los inversores
a reducir su exposición, lo que implica que los precios podrían caer aún más a
corto plazo antes de que se produzca un repunte. El final podría estar lejos
todavía; cuando la polvareda se asiente y los fundamentales se reafirmen,
probablemente la libra esterlina siga depreciándose frente al dólar
estadounidense y el euro. Para los inversores, la diversificación es clave, que
no se te olvide. Eso significa alcanzar un equilibrio entre los activos en
libras esterlinas y en otras monedas, junto con activos de renta fija, que
actuarán como depósito de valor. También es importante recordar que siempre
habrá grandes organizaciones internacionales con balances muy grandes que
ofrezcan cierta protección a los ahorradores en estos tiempos.
Entrando en el asset allocation por sectores
tendremos ganadores y perdedores. Los sectores más negativamente expuestos a la
deuda pública británica y a la depreciación de la libra son el financiero (principalmente
bancos domésticos pero también internacionales con una importante presencia en
Reino Unido), el real estate, la construcción, las compañías de consumo con
negocio puramente doméstico y el del transporte. Los sectores más resistentes a
este escenario de Brexit son el sanitario (farmacéuticas incluidas), el
energético y compañías exportadoras que se beneficien de la debilidad de la
libra. El movimiento natural en renta variable será favorecer los mercados core
europeos (Alemania, Suiza…) frente a los periféricos (España, Portugal,
Italia…) y apostar por sectores defensivos (sanidad, telecomunicaciones,
compañías de consumo no-cíclico y algunas utilities).
Pero vamos en estos tiempos tan convulsos surgen
grandes oportunidades y debemos de tener el radar muy activo para posicionarnos
de cara al futuro. Las bolsas europeas han protagonizado caídas de dos dígitos
ante la confirmación del Brexit,no obstante, estas caídas tan marcadas podrían
representar una oportunidad y más si tenemos la red de protección de los bancos
centrales como efectivamente está ocurriendo. El mayor riesgo está en el
continente europeo, pues ha aumentado el riesgo de fractura, como citábamos
anteriormente.
Ya que la renta variable sobretodo Europea puede se
encuentra un pelín peligrosa, la renta fija podría ser una buena alternativa,
sobretodo en activos de corto plazo. Con la ralentización de la actividad y el
mayor distanciamiento de una posible subida en el tipo de interés, es probable
que el resultado apoye la deuda pública a corto plazo. Es posible que la curva
de los bonos del estado se vuelva más pronunciada con la búsqueda de mayor
compensación por parte de los inversores debido a la incertidumbre a largo
plazo. Sin embargo, la rentabilidad en general no sería necesariamente más
alta. Es importante tener en cuenta que, aunque al principio los inversores
vean el voto para la salida como algo negativo y deseen deshacerse de los activos
denominados en libras, dudo bastante que los bonos del estado encabecen el listado de
activos para ser vendidos. Los bonos corporativos denominados en libras se
enfrentan a fuerzas contrapuestas y es posible que la mayor incertidumbre
genere una prima de riesgo, es decir, mayores diferenciales de crédito,
especialmente para emisores domiciliados en el Reino Unido.
Del mismo modo, la deuda soberana se verá
favorecida. Los tipos de interés británicos permanezcan en niveles bajos
durante bastante tiempo, en vista de los efectos colaterales para el
crecimiento, la confianza empresarial y los cambios en los planes de inversión.
Sin embargo, la debilidad de la divisa y unas acciones de política monetaria
más acomodaticia por parte del Banco de Inglaterra deberían aupar las
perspectivas de inflación. Este incierto trasfondo debería favorecer a la deuda
pública refugio, mientras que estos mercados turbulentos podrían brindar
interesantes oportunidades de valor, especialmente en el segmento de la deuda
corporativa.
¿Es Estados Unidos la solución táctica a nuestra
cartera? Los activos de Estados Unidos podrían tener un mejor comportamiento,
en particular los bonos del Tesoro, mientras que las curvas de
crédito y deuda emergente podrían verse presionadas con movimientos de venta,
en particular por la percepción de que la demanda por petróleo se va a
deteriorar en medio de este ambiente de aversión al riesgo.
En definitiva, he querido hacer una reflexión en
voz alta sobre el posicionamiento de cualquier inversor como una primera
aproximación a reequilibrar nuestras carteras. Estableciendo nuestro mapa
mental claro: divisas refugio ( dólar, Yen, franco,…), renta variable de países
core en Europa ( Alemania, Suiza,…) y EEUU. En renta en fija pondremos obtener rentabilidades
con deuda pública a corto plazo y deuda corporativa que se está viendo afectada
por las turbulencias del Brexit, siendo penalizada en exceso de acuerdo a sus
fundamentales.
Javier Flórez
@FlorezJav