El otro día hacía una apología de lo lento en un mundo que se mueve demasiado deprisa. Ponía como ejemplo las noticias sobre el acuerdo de la OPEC. Pero también podría haber puesto las previsiones sobre el coche eléctrico. Que ya está aquí. Que no es el futuro, sino una realidad y esto cambiará para siempre el mundo de la energía.
La revolución del coche es una realidad en sus principales temas: automatización, contenido y electrificación. No es el futuro, es el presente. Empresas de automóviles, de autoparts e incluso de semiconductores ya están trabajando para que en 2040 el 35% de las ventas de coches sean eléctricos. Y esto podría incluso adelantarse si atendemos a las expectativas de algunas compañías.
He tenido la suerte de poder reunirme con algunas compañías de autos y de autoparts en las últimas semanas, así como con algunos grandes especialistas, y todos aseguran que en los próximos 10 años, en un escenario intermedio y no muy agresivo, en torno a la mitad de las ventas de diesel (que suponen a día de hoy cerca del 50% de las ventas de coches) habrán sido sustituidas por alguna forma de coche eléctrico. Imagina si el escenario es menos conservador...
No es que esto tendrá impacto sobre el petróleo en el futuro, es que ya lo ha tenido. El mercado lo sabe y lo refleja ya en el precio del crudo. Y es que el precio no sólo se mueve por expectativas de oferta, sino que también importa la demanda.
He tenido la suerte de poder reunirme con algunas compañías de autos y de autoparts en las últimas semanas, así como con algunos grandes especialistas, y todos aseguran que en los próximos 10 años, en un escenario intermedio y no muy agresivo, en torno a la mitad de las ventas de diesel (que suponen a día de hoy cerca del 50% de las ventas de coches) habrán sido sustituidas por alguna forma de coche eléctrico. Imagina si el escenario es menos conservador...
No es que esto tendrá impacto sobre el petróleo en el futuro, es que ya lo ha tenido. El mercado lo sabe y lo refleja ya en el precio del crudo. Y es que el precio no sólo se mueve por expectativas de oferta, sino que también importa la demanda.
Pero, aún reconociendo lo anterior, me sorprende ver como hay quien da una importancia extrema a este hecho con la misma convicción con la que asegura que la OPEP ya no tiene ningún poder. Principalmente porque la OPEP supone hoy en día un tercio de la oferta mundial. Eso es, más porcentaje de oferta de lo que la demanda de petróleo para el automóvil supone para la demanda de petróleo (en torno al 70% de la demanda de petróleo se usa en el transporte, y de este en torno al 30% es para el automóvil, luego supone en torno al 21% de la demanda total). Si tenemos en cuenta que el 35% de las ventas de coches en 2040 serán de coches 100% eléctricos, entonces hablamos de que afectará a un 70% x 30% x 21% = es decir, en torno al 5% de la demanda, a lo largo de los próximos 25 años.
Y es tan verdad que el mundo es cada vez más eficiente en su crecimiento (esto es, que necesita menos petróleo por unidad de PIB), pero también lo es que crece más.
¿Te parece que el ritmo de crecimiento actual es flojo? Bueno, pues debes saber que con este ritmo flojo, la demanda de crudo crece a un ritmo superior al 0,3% trimestral. Imagina si el PIB se acelera. Especialmente en los países emergentes. O especialmente en un Estados Unidos movido por recortes de impuestos y aumento del gasto público en infraestructuras sobre todo, bajo un mandato de un partido que no cree que el calentamiento global sea consecuencia de la acción del ser humano.
Y es tan verdad que el mundo es cada vez más eficiente en su crecimiento (esto es, que necesita menos petróleo por unidad de PIB), pero también lo es que crece más.
¿Te parece que el ritmo de crecimiento actual es flojo? Bueno, pues debes saber que con este ritmo flojo, la demanda de crudo crece a un ritmo superior al 0,3% trimestral. Imagina si el PIB se acelera. Especialmente en los países emergentes. O especialmente en un Estados Unidos movido por recortes de impuestos y aumento del gasto público en infraestructuras sobre todo, bajo un mandato de un partido que no cree que el calentamiento global sea consecuencia de la acción del ser humano.
Insisto: lo que está pasando en el mundo del automóvil es muy probablemente un game changer para la demanda de crudo. Pero como todo cambio de juego, exige utilizar una de las frases más peligrosas en mercados financieros: esta vez es diferente.
Y, claro, el timing es muy importante. Voy a explicarme mejor: A ver si adivinas de cuándo es esta portada.
Supongo que lo has visto en la fecha: de 1999. ¿Te suena el cuento? Te lo recuerdo porque se ve que a muchos se nos olvida. Eso sí, en 2040 (seamos agresivos y pongamos 2030, 27 años después) podrá decir: te lo dije.
¿Y esta otra?
Y, claro, el timing es muy importante. Voy a explicarme mejor: A ver si adivinas de cuándo es esta portada.
Supongo que lo has visto en la fecha: de 1999. ¿Te suena el cuento? Te lo recuerdo porque se ve que a muchos se nos olvida. Eso sí, en 2040 (seamos agresivos y pongamos 2030, 27 años después) podrá decir: te lo dije.
¿Y esta otra?
Es de 2003. ¿Sabes hasta dónde fue después el petróleo?
Pues eso, que incluso tras la gran caída de 2008 y la de 2013, los precios aún sigue por encima. Eso sí, en 2035 igual puede decir, funcionó mi corto, ¿lo ves?
Y es que por ahora, el crudo se ha movido históricamente en ciclos. Ciclos que tienen su explicación muy resumida en que cuando existe sobre demanda, los precios suben y se incrementa la inversión en producción hasta un punto que la oferta vuelve a superar a la demanda provocando sobre oferta, lo que hace caer los precios y por tanto disminuir la inversión hasta un punto en que la demanda vuelve a superar a la oferta. Estos ciclos están bastante bien documentados y son bastante particulares del petróleo.
Y el sector energía sigue el mismo patrón.
Interesting to look at #oil's long-term trailing returns vs forward returns...moves in multi-year mean reverting cycles. pic.twitter.com/yuRUFyaKSh— Warren Pies (@WarrenPies) 24 de septiembre de 2016
Energy equities follow the same pattern of multi-year mean reversion. @NDR_Research pic.twitter.com/NVE8cczkVX— Warren Pies (@WarrenPies) 24 de septiembre de 2016
Y esto debería pesar lógicamente sobre la oferta futura. Y todo en un momento en el que el mercado parece que quedará balanceado (esto es, que se demandará lo mismo que se produce) a principios de 2017:
Porque no hay que olvidar que la demanda está en sus máximos históricos:
Y la demanda de gasolina ha vuelto a retomar su tendencia de crecimiento tras varios años de deterioro.
Por supuesto que también hay argumentos en contra, como siempre. Si no los hubiera no habría lugar a estas conjeturas ni a puntos de vista. Argumentos que señalan que el mundo está cambiado. Que ya ha cambiado, de hecho. Y es cierto. Pero como todo, es relativo. Relativo a cómo se adaptan el resto de fuerzas del mercado de las que depende el precio.
Cuando he sopesado que estos argumentos en contra eran superiores a los argumentos a favor, no me ha importado decirlo.
Claro que el último barril de petróleo no valdrá nada, salvo que venga un apocalipsis zombie. Eso es tan cierto hoy como lo era hace 100 años. Pero como todo el mundo que opera sabe bien, no es tan importante saber el cuánto como el cuándo. Y esto es mucho más cierto ante una posición corta, que puede quemar varias veces la cuenta antes de entrar en beneficios.
No sé qué ocurrirá con el precio del petróleo en el medio plazo (próximos dos años). Me cuesta tanto creer que vuelva a los precios de antes de 2013 como descartarlo. Ahora bien, lo que sí tengo claro es que no voy a decir que la era del petróleo se ha acabado (en el medio plazo), primero porque no me lo creo y sobre todo porque no estoy dispuesto a ser yo quien asegure que esta vez es diferente.
No trato de decirte nada sobre el precio. Yo sé lo que creo, tengo una opinión ya formada, pero este post no es para decirte esa opinión. Este artículo es sólo para ayudarte a que te pares un poco, te bajes del mundo en la próxima vuelta y pienses lento.
Tomás García-Purriños, CAIA
@tomasgarcia_P
Y la demanda de gasolina ha vuelto a retomar su tendencia de crecimiento tras varios años de deterioro.
Por supuesto que también hay argumentos en contra, como siempre. Si no los hubiera no habría lugar a estas conjeturas ni a puntos de vista. Argumentos que señalan que el mundo está cambiado. Que ya ha cambiado, de hecho. Y es cierto. Pero como todo, es relativo. Relativo a cómo se adaptan el resto de fuerzas del mercado de las que depende el precio.
Cuando he sopesado que estos argumentos en contra eran superiores a los argumentos a favor, no me ha importado decirlo.
Claro que el último barril de petróleo no valdrá nada, salvo que venga un apocalipsis zombie. Eso es tan cierto hoy como lo era hace 100 años. Pero como todo el mundo que opera sabe bien, no es tan importante saber el cuánto como el cuándo. Y esto es mucho más cierto ante una posición corta, que puede quemar varias veces la cuenta antes de entrar en beneficios.
No sé qué ocurrirá con el precio del petróleo en el medio plazo (próximos dos años). Me cuesta tanto creer que vuelva a los precios de antes de 2013 como descartarlo. Ahora bien, lo que sí tengo claro es que no voy a decir que la era del petróleo se ha acabado (en el medio plazo), primero porque no me lo creo y sobre todo porque no estoy dispuesto a ser yo quien asegure que esta vez es diferente.
No trato de decirte nada sobre el precio. Yo sé lo que creo, tengo una opinión ya formada, pero este post no es para decirte esa opinión. Este artículo es sólo para ayudarte a que te pares un poco, te bajes del mundo en la próxima vuelta y pienses lento.
Tomás García-Purriños, CAIA
@tomasgarcia_P