Como gran aficionado al fútbol siempre he sentido una profunda admiración a la forma de que el
país albiceleste vive el deporte rey. La dimensión que tiene el fútbol es
incomparable, es algo que permea a toda la capa social de los argentinos.
Tenía que ser un ex
presidente de uno de los clubes más importantes del país, Boca Juniors, el que
acabará después de 12 años con el poder del peronismo. Y es que alguien que
ha sido empresario desde la cuna, probablemente podrá aportar muchas más
soluciones que aquellos que llevan viviendo toda la vida bajo el paraguas de la
política. Un claro ejemplo es nuestra querida España. Más empresarios y menos
políticos.
Mauricio Macri tiene una difícil tarea, recoger las cenizas de 12 de Kirchnerismo que hace buena aquella
frase de Churchill: “El socialismo es el
reparto igualitario de la miseria”.
Deja un país con una inflación
entre 25-30% (estimado ya que las cifras oficiales muestran una tasa
menor), convirtiendo al país en
importador neto de energía a pesar de los enormes recursos energéticos con
los que cuenta. Su déficit
presupuestario se sitúa en el 7% representando las subvenciones el 20% del gasto público.
La economía argentina
se encuentra actualmente muy cerca del
colapso, con la financiación de los
mercados internacionales cerrada debido al default de 2001, con el llamado cepo cambiario (control de capitales) y
unas reservas en dólares menguantes (27,7
M $, un 40% menos que en 2007), la situación no se presenta demasiado
optimista, al menos en el corto plazo.
Las restricciones a la
compra de dólares y el control a las importaciones, unido a un tipo de cambio sobrevalorado han
causado estragos en el crecimiento económico y han hecho a Argentina un país muy poco atractivo para la inversión
extranjera.
Un claro ejemplo lo tenemos en su política energética donde las elevadas
ayudas públicas han incrementado la
demanda y desincentivado la inversión.
Una de las principales medidas para controlar la salida de capitales será ponerle freno a la masiva
impresión de moneda para cubrir los continuados déficits, permitiéndoles controlar la inflación confiando en una
estabilización del peso.
Los sectores productivos más importantes del país como puede
ser la tan reconocida carne argentina o
el vino han sufrido el resultado de las políticas intervencionistas del
gobierno. Los bajos precios generan incentivos perversos, la producción y las
exportaciones han caído más del 50% que supone el incremento del mercado negro
de divisas, con una moneda claramente sobrevalorada.
La tendencia a
intervenir en el mercado (vino, carne, energía…) ha tenido consecuencias
desastrosas, viviendo simplemente por encima de sus posibilidades,
subsidiando cualquier actividad incluso aquellas que no lo necesitaban.
El anterior gobierno
ha tratado de enmascarar esta paupérrima gestión manipulando los datos de inflación, instalando grandes restricciones a
la importación, sistemas cambiarios muy complejos (con diferentes tipos con
posibilidades de arbitraje), un banco central vendiendo dólares para compensar
los déficits, no cubriendo la inversión en infraestructuras básicas, control de
precios e impresión de moneda para pagar su pólitica de derroche. Vamos el
decálogo del desastre financiero. Todavía me sorprende más que con este bagaje
Macri sólo haya ganado por un ajustado 3%.
El futuro
Macri ha propuesto suprimir el control de capitales, unificar los tipos de cambio haciéndolo mucho más transparente,
algo indispensable para recuperar la credibilidad del país. El banco central
con sus reservas de divisas en mínimos
añade una dificultad extra, ya que apenas tiene margen para defender el peso.
Lo anterior generará
posiblemente una gran devaluación de su moneda lo que puede acentuar el
problema de la inflación. Quizás sería
correr demasiados riesgos y sería más aconsejable hacerlo de manera más gradual en tanto en cuanto las reservas de dólares del banco central se vayan recuperando
para poder tener un mayor control sobre el peso.
Hay varias formas de
intentar equilibrar el saldo de divisa del banco central:
- Intentar alcanzar un acuerdo con sus acreedores sobre el default del 2001. Es crítico poder tener acceso a los mercados internacionales de crédito.
- Eliminar o reducir gran parte de los impuestos a las exportaciones agrícolas, eximiendo a los exportadores del pago de sus impuestos al menos de forma temporal realizando un intercambio de dólares por pesos.
- Volver al FMI.
Es evidente que el reto
de la economía argentina es magnánimo pero debe poner las bases de una
nueva era a pesar de que sean dolorosas en el corto plazo. Los primeros ajustes se centrarán o al
menos debería de poner el foco en la supresión
del cepo cambiario, reducir sobremanera las subvenciones y llegar a un acuerdo
con los acreedores internacionales.
Hay otras muchas más medidas que adoptar para mejorar la
economía y restaurar la confianza, mejorando
la transparencia informativa en temas tan importantes como la inflación y los
niveles de pobreza unido a un incremento de la inversión en infraestructuras
necesarias.
Todo lo anterior haría a Argentina un país mucho más
atractivo para invertir. El país sudamericano presenta interesantes oportunidades de inversión en sectores como la
minería, energía y el sector financiero.
Sin ir más lejos el cambio en la ley de hidrocarburos de 2014
ha mejorado el sector energético, con varios grandes grupos petroleros realizando
inversiones en el campo de Vaca Muerta. Petronas, Shell, Chevron, Sinopec o
Gazprom son algunas de las compañías con presencia en suelo argentino.
Otro elemento que jugará un papel importante en el
crecimiento de Argentina en los próximos años será ir reduciendo gradualmente la prima que paga al sector petrolífero,
con un barril en 77$ mientras los mercados internacionales de crudo cotizan en
torno a 40 $ actualmente.
Imagine la cantidad de recursos
que se liberarían creando un mercado de la energía libre y competitivo, que
por un lado alivie las arcas públicas
y por otro el bolsillo del consumidor.
En definitiva, una
nueva etapa se abre para mi querida Argentina, la macro de Macri es cuanto
menos inquietante y al menos durante la primera parte del año deberá establecer
las bases de un nuevo período de prosperidad para país del tango y del asado.
Lloraré por ti Argentina aunque confío plenamente en que el gigante con pies de
barro vuelva a mostrar su gran potencial.