11/27/2015

Comparaciones odiosas: Grecia vs Islandia

Dándole vueltas al post de hoy me vino a la cabeza uno de los documentales más esclarecedores de lo sucedido en la crisis económica que asoló el mundo en 2008, “Inside Jobs”,  (recomendado en uno de nuestros post sobre los documentales más relevantes). El comienzo de la historia sitúa el foco de lo que había sucedido en Islandia, un pequeño país de poco más de 300 mil habitantes situado en el noroeste de Europa. Todo lo anterior me hizo plantearme cual habían sido las principales diferencias entre lo sucedido en el país nórdico y lo acontecido en Grecia, ya que los resultados han sido muy dispares.

Contexto anterior a la crisis
Partiendo de la base de que ambos países fueron golpeados con severidad durante la crisis global de 2008 vamos a establecer un punto de partida para ambos países y ver cómo han llegado hasta aquí.



Islandia mantuvo superávits desde mediados de los noventa y fue reduciendo su nivel de deuda pública hasta el 40% del PIB a finales de 2007. Lo que desencadenó la tormenta perfecta en Islandia fue la promoción por parte de las autoridades de un centro financiero, en el que los bancos locales llevaban a cabo operaciones especulativas con el exterior sin contar con el beneplácito de un prestamista en última instancia (banco central) a través del cual se pudiera recapitalizar el sistema bancario en caso de problemas.
Por otro lado Grecia, ha convivido con déficits persistentes, altos niveles de deuda y constantes déficits por cuenta corriente. Después de 1993, la política económica fue dirigida a cumplir las condiciones del tratado de Maastricht con el fin de poder pasar a formar parte de la Unión Europea reduciendo en un 9% su déficit en el período 1993-1999. Estas medidas de disciplina presupuestaria saltaron por los aires a partir de entonces, y los elevados niveles de crecimiento causaron importantes déficits por cuenta corriente superando niveles del 14% en 2008.

Ambos países se han acogido a los programas establecidos por el FMI con resultados diametralmente opuestos.  Islandia actualmente cuenta con una tasa de paro en torno al 4% y crecimientos cercanos al 5%, mientras que Grecia cuenta con una tasa de desempleo del 25%, un PIB que ha caído una cuarta parte en los últimos cinco años y su nivel de deuda pública alcanza el 170% del PIB.
En las tablas posteriores podemos ver la evolución de ambas economías:
Fuente: Banco Mundial

Las razones del éxito en el programa en Islandia y el fallido al menos hasta el momento de la situación griega, la podemos ver en un conjunto de factores interrelacionados. El primero, Islandia tenía un problema de deuda externa privada mientras que en Grecia era deuda soberana. Segundo,  los nórdicos poseen su propia moneda y pueden generar devaluaciones para impulsar el crecimiento a través del sector exterior. Lo anterior contribuye al tercer factor que está relacionado con el grado de compromiso del gobierno islandés de llevar a cabo el programa propuesto por el FMI, algo que no sucedió en el país heleno.

Soluciones llevadas a cabo
Islandia: prácticamente la totalidad de la deuda externa del país fue eliminada de los balances bancarios a través de quiebras, es decir, los propios inversores asumieron las perdidas. La profunda devaluación de su moneda generó superávits por cuenta corriente que eran necesarios para poder afrontar pagos de la deuda en circulación.

Grecia: el gobierno griego ha tenido que generar superávit fiscal a la vez que mantener un saldo positivo en su balanza por cuenta corriente con lo que no ha sido capaz de reducir su stock de deuda pública hasta 2012, cuando se produjo una quita a los acreedores privados de más del 70%.
Dentro de la Eurozona no están permitidos los defaults unilaterales y la reducción del tipo de cambio real necesario para generar un superávit por cuenta corriente tiende a ser más doloroso, apoyado en un elevado y persistente desempleo.

De este modo, ha sido mucho más fácil para el gobierno de Islandia llevar a cabo el programa diseñado por el FMI con bajos niveles de deuda pública, un tipo de cambio claramente devaluado y un fuerte proceso de reducción de deuda externa. El gobierno ha podido manejar déficit fiscal durante los primeros años posteriores a la crisis manteniendo en niveles bajos el tipo de cambio reduciendo importaciones y aumentando gradualmente las exportaciones.
En Grecia, por el contrario, todos los factores anteriores eran justamente los contrarios. El nivel inicial de deuda pública era muy elevado, está no fue restructurada hasta 2012 y solo parcialmente y la reducción del tipo de cambio real generaron austeridad y altos niveles de desempleo. En términos de estabilidad política, Grecia ha tenido cuatro elecciones desde 2009 lo que dificulta sobremanera el cumplimiento de cualquier programa económico posible.

El problema de los griegos lo podríamos centrar en sus políticos, ya que han priorizado el coste político de esos ajustes y/o profundas reestructuraciones que necesitaba el país. Por ejemplo, tratando de convencer si fuera necesario al resto de votantes de la Eurozona de una reestructuración de deuda para dar credibilidad a esas medidas algo que se ha producido muy tarde.
Los políticos griegos han ido perdiendo credibilidad, lo que ha generado ajustes mucho más severos a los inicialmente propuestos. Es un claro ejemplo de falta de responsabilidad democrática  lo que ha causado grandes problemas a la sociedad griega en su conjunto.

El primer programa de ajuste en Grecia estuvo más centrado en la consolidación fiscal que en llevar a cabo reformas estructurales necesarias. Esto provocó que el efecto negativo sobre la demanda fuera inmediato, mientras que el efecto positivo esperado por el lado de la oferta se produjera con retraso. El recurrente gap entre el esfuerzo fiscal y su posterior resultado pone de manifiesto que la Troika (FMI, BCE y CE) infraestimara el efecto de la austeridad en la economía real. El hecho de que Grecia tiene un bajo nivel de ahorro y un sector exterior modesto incrementa el impacto recesionario de la consolidación fiscal.

Conclusiones
Grecia es mucho más vulnerable que Islandia a los ataques especulativos del exterior, en gran medida por el escaso compromiso político de sus dirigentes de atajar los problemas a su debido tiempo, causando elevados costes económicos. La amenaza del “Grexit” ha sido utilizada por la oposición para ganar poder político y presionar a los organismos internacionales de ajustes menos restrictivos lo que ha prolongado la recesión aumentando los costes del rescate y el riesgo de todos los agentes involucrados en el proceso. Lo anterior, no ha sucedido en Islandia, sino que han tratado de resolver el problema de raíz, asumiendo las consecuencias negativas de los ajustes durante los primeros años, consolidándose en los años posteriores la recuperación.

Javier Flórez

Twitter:@FlorezJav
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